Nuestro propio infierno

Todos sabemos que el cielo no existe, Pero todos somos expertos en crearnos nuestro propio infierno. No necesitamos que venga nadie a proponérnoslo. Con echar un vistazo rápido a nuestro alrededor, nos hacemos una idea bastante completa de lo que puede ser el infierno ajeno. Y da mucha pereza. Es muy paleto. Mucho más paleto que el nuestro. 

La gallega y el ladrón de bolsas

Hay una mujer gallega, que duerme cada noche en el parque, y por las mañanas se sienta siempre conmigo a charlar. Tiene el pelo blanco, siempre lleva dos coletas, y parece una niña pequeña con ropa demasiado grande y un cuerpo demasiado viejo para su edad. Casi siempre la conversación es la misma, me pregunta si me gusta como tiene hoy el pelo, y después suele repetir casi todo lo que digo yo. Le da agua a mi perra y se ríe a carcajadas cuando el animal echa a correr detrás de la pelota. A veces cree ver que viene alguien a quitarle sus bolsas, entonces se levanta corriendo a esconderlas dentro de un arbusto, mientras yo busco con la mirada a un posible ladrón de bolsas que nunca está.

Montaña rusa

Levantarme, para caer, para volverme a levantar. Cansancio, soledad, trabajo, preocupaciones, escasez, insatisfacción, vértigo, ansiedad. Tranquilidad, alegría, emoción, comodidad, fuerza, optimismo, valentía, irresponsabilidad. Cansancio de nuevo, tristeza, de nuevo y siempre soledad.